8.1.06

7. El telar

Ahora crezco, y me sucede inventar precisos instrumentos que mañana serán mi brújula y mi perdición.

Trabajo el delicado tejido que envuelve a los sueños. Hilo de trama, hilo de urdimbre.

Fabrico placas fotosensibles para mi ojo. Y un día te veré dispersa de éxtasis, compacta en el nudo de una lágrima.

Un minucioso tambor que un tubo conecta a la caprichosa arquitectura de una oreja.

En él recogeré un día tu voz perdida en las ramas del árbol del tiempo.

Un camino de vellosidades en el que la brisa vaya de paseo con su olor a rosas.

Este dedo oponible que me separa de la naturaleza y trae el mundo al alcance de mi mano.

De él se sostendrá un día el amor para entregarme su inagotable y ansiado cuerpo.

Esta lengua que una tarde de sol conocerá el acerbo sabor de la belleza y dará formas al misterio y a la mentira.

Este pellejo de células agónicas capaz de estremecerse en la tumultuosa centella de una caricia.

El aciago relincho que pone en marcha la expedición de la duda: armas de la piara insaciable que crece en mi cabeza.

Canta la araña su canto poligonal. Yo tejo el instrumento que cantará mi paso por la sinfonía del mundo.