9.1.06

6. Los testigos

Esto vimos: una llama perdida en busca de un gramo de calor en el centro del viento.

Eran dos sombras y se perdieron en su propia tormenta. Se disolvieron en la lluvia. Nadie vio más.

Quién lo hubiera dicho. Sombras absueltas que se entregan para hacer más densa la oscuridad.

Huellas que en el fango desaparecen, hilos de una leche que no cuaja, arpa de ceniza que sucumbe al primer tañido.

Aquí estuvieron el tiempo de una promesa. Fueron cosa de nada, y nada más habrá de saberse.

Nada fueron. A ningún lugar iban. Venían de ninguna parte. Río sin rumbo encerrado en sus aguas. Eso vimos.